miércoles, junio 29, 2005

Sexta declaración de la selva lacandona (microextracto)

Si están de acuerdo o no con el EZLN mis dos lectores, no interesa, lean esto como un pequeño extracto literario, imaginen que es una historia que leen en un libro, sobre un país lejano.
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...Y entonces nuestra pequeña historia es que nos cansamos de la explotación que nos hacían los poderosos y pues nos organizamos para defendernos y para luchar por la justicia. Al principio no somos muchos, apenas unos cuantos andamos de un lado a otro, hablando y escuchando a otras personas como nosotros. Eso hicimos muchos años y lo hicimos en secreto, o sea, sin hacer bulla. O sea que juntamos nuestra fuerza en silencio. Tardamos como 10 años así, y ya luego pues nos crecimos y pues ya éramos muchos miles. Entonces nos preparamos bien con la política y las armas y de repente, cuando los ricos están echando fiesta de Año Nuevo, pues les caímos en sus ciudades y ahí nomás las tomamos y les dejamos dicho a todos que aquí estamos, que nos tienen que tomar en cuenta...

...Y entonces que la gente de las ciudades se sale a las calles y empieza con su gritadera de que se pare la guerra. Y entonces pues nos paramos nuestra guerra y lo escuchamos a esos hermanos y hermanas de la ciudad, que nos dicen que tratemos de llegar a un arreglo, o sea un acuerdo con los malos gobiernos para que se soluciona el problema sin matazón. Y pues nosotros lo hicimos caso a la gente, porque esa gente es como decimos "el pueblo", o sea el pueblo mexicano. Así que hicimos a un lado el fuego y sacamos la palabra...

...Y lo primero que vimos es que nuestro corazón ya no es igual que antes, cuando empezamos nuestra lucha, sino que es más grande porque ya tocamos el corazón de mucha gente buena. Y también vimos que nuestro corazón está como más lastimado, que sea más herido. Y no es que está herido por el engaño que nos hicieron los malos gobiernos, sino porque cuando tocamos los corazones de otros pues tocamos también sus dolores. O sea que como que nos vimos en un espejo...


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Bravo Comandante Tacho, Comandante María, ustedes si saben narrar, mucho mejor que Marcos y "Durito". (Con respeto sup...)

Yo, yo me quito el imaginario sombrero y enciendo mi muy real cigarrillo.

lunes, junio 27, 2005

Y

Aún no entiendo como logré volverme invisible, simplemente el jueves no me reflejé en la superficie de mi tarro de cerveza, nada del otro mundo, al fin siempre me la acabo casi de un trago.

Y en la esquina, bajo el arbol, nadie volteaba a verme. A veces me pasa eso, cuando quiero estar solo la gente se da cuenta y no se me acercan, me sacan la vuelta educadamente. Ahora estaba sentado bajo ese arbol, en el patio del bar (Me gusta ese bar porque tiene un arbol) y la gente no se acercaba, sus miradas pasaban por encima de mi.

Miré al piso, para no darme cuenta que la gente miraba las pinturas de la pared, el tronco del arbol, nadie me miraba.

Como si yo no fuera asunto de nadie.

Hace tres noches.

Al día siguiente la gente dejó de verme en la calle, a pleno día.

Hoy espero que no salga la luna, así habrá obscuridad completa, y podré imaginarme que si no me miras es por falta de luz, no por falta de mi.

De todos modos intentaré murmurar en tu oido lo que quieres escuchar, porque sabes que es lo que pienso decir. Aunque sientas que es solo un sueño.

jueves, junio 23, 2005

Ayer

hable con mi luna
le dije que me sentía solo
y estaba cansado
le conté de las noches en que no está, son muy aburridas
así que le pregunté si podía ser de ella...
para que cuando estuviera allá arriba pudiera pensar
"Allá abajo está mi humano"
y me dijo que si...
Y le pregunté si quería ser mía...
para que las noches de luna nueva yo pudiera pensar "No sé vé, pero ahí arriba está mi luna"
y me dijo que si...

Ahora cuando camine por la noche iré sonriendo solito, porque sé que entre millones de hombres grises como yo, mi luna me está buscando, cuando voltee y le mande un beso me reconocerá y me querrá igual que la noche pasada, y la que sigue...

domingo, junio 19, 2005

La piedra

filosofal nunca fue de su interés, pero no por eso es menos alquimista.

Como cualquiera de los de su clase, sabe absolutamente de todo, tiene una enorme biblioteca en donde almacena volumentes de los más famosos sabios de todos los tiempos. Tal vez no ha leído todos esos libros, pero que sabe que los tiene, y la ubicación de cada uno pues cada cierto tiempo se dedica a ordenarlos según el sistema que construya su mente, lo sé porque alguna vez me tocó a mi llevar a cabo tan importante labor. Pacientemente desempolvando cada libro y colocandolo en su lugar.

Desde joven anduvo por el mundo, ahora sigue haciendolo pero solo visita lugares civilizados, antes eran las espesuras de la selva y las playas vírgenes lo que le atraían, he visitado algunos de esos lugares, tan diferentes treinta años despues, pero aun guardando un poco de su magia, seguro por eso los recuerda.

No es matemático, pero puede hablar con cualquiera de las series infinitas con auténtico interés, no es filósofo pero conoce las palabras de Kant y Heidelberg que cita de memoria, al igual que Schrödinger es alérgico a los gatos y prefiere tenerlos encerrados, sin importar que estén vivos o muertos, al final lo mismo dá, la ciencia que más de lejos observa es la de los seres vivos, por alguna razón sus tres hijos estudiaron biólogía, el primero al hacerse mayor quedó atrapado por las letras, el tercero por la música.

Tanta precisión en su vida hace que a veces se le escape la poesía.

La magia la ejecuta en su taller, donde también guarda parte de su historia, como toda la magia verdadera requiere de paciencia y precisión.

Su transmutación es sencilla, convierte el polvo en arte.

Lo mezcla con agua, le da forma, así como dicen algunos que Dios le dió forma al hombre, pero mi alquimista, más real que Dios, menos eterno, del barro hace objetos que los entendidos describen como arte.

Porque son bellos objetos.

El punto clave de sus transmutaciones viene despues, cuando pacientemente los tortura con navajas y cuchillos, puntas metálicas y sencillísimas herramientas que a los ojos del mundo parecieran chatarra y en sus manos son instrumentos de precisión.

Y finalmente las entrega al fuego.

A veces una noche entera pasa vigilando de cerca su horno, donde el fuego se vuelve blanco y mil trescientos grados centígrados solidifican el barro para transformarlo definitivamente en un objeto fragil que puede romperse facilmente, o durar siglos.

Encontró en el fuego y el agua el secreto de la eterna juventud, yo siento en mi el paso del tiempo, el solo lo ve pasar, está muy ocupado en su taller como para envejecer.

El alquimista es mi padre, y aun hay cosas de el que no comprendo, no es necesario, sigo entrando de vez en cuando a su recinto solamente para verlo trabajar.

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jueves, junio 16, 2005

Cada

vez que paso por esta calle no puedo dejar de pensar que aquí estaba el gigante.

En esta ciudad hay gente más extraña incluso que uno, el era uno de ellos.

Ya te conté del duende, la del gigante es otra historia totalmente diferente, el nació aquí, y aquí pasó toda su vida, hasta que murió de viejo, murio de arrugas, y dicen por ahí que murió de amor.

Así quisieramos morir todos.

Como todo gigante era algo torpe con las cosas delicadas, de chico solía romper cosas al caminar, doblar tenedores con sus manazas y romper las copas.

Por eso solo le ofrecían agua en vasos de plástico, o botellas gruesas.

Claro que esa fuerza le ayudó encontrar trabajo despues, era un cargador, no un estibador ni un machetero, un cargador. Si tenías algo muy pesado que no sabias como mover, le hablabas al gigante y asunto arreglado, el llegaba con su gruesa cuerda anudada al cuerpo, su cobija de lana al hombro y estudiaba el problema, amarraba por aquí, apretaba por allá, cubría acuya y ¡MMMGGGHAAAA! con un empujón fuerte levantaba el pesado mueble y lo llevaba de la sala al comedor, o a la nueva estancia. Si quería usted que lo llevara de una vez a la nueva casa, por una cuota extra se iba caminando, pesado, despacito, con el enorme trinchador de caoba a la espalda por las inclindas y resbalosísimas calles de la ciudad del manantial.

El estaba siempre en esta calle, detras del teatro, sentado todo el día, sumido en sus pensamientos. O eso creía yo cuando lo veía al pasar. Despues me enteré que, igual que a todos, ma fallaba la mirada.

Estaba disfrutando, como todos los días.

De la musica de la orquesta, que de tres a siete ensayaba todos los días, menos el viernes, que ensayaba de dos a cinco, después iba a prepararse para el concierto de las ocho.

Y el se quedaba junto a las vigas del viejo teatro, igual que la recia madrea vibrando aún.

Una tarde hubo que hacer un concierto en el palacio de gobierno, a cinco kilómetros del teatro, de bajada, y no había disponible ningún camión para subir el enorme piano de cola. El director estaba fuera de sí porque tendrian que pedir prestado un piano más chico, pues la pianista no permitiría que el piano fuera movido en un camión inadecuado, con tanto movimiento antes del concierto, sin duda se desafinaría.

El gigante no dijo grán cosa, solo llegó, tiró su cobija de lana de Xicotepec sobre la madera de un bosque aleman del piano y realizó uno de sus nudos entre ciegos y marineros y... ¡MMMGGGGAAAAHHHH! levantó en vilo, el solo, el intrumento, despues, pasito a pasito, caminó sin lastimr la madera todas las calles, subidas y bajadas que había del teatro al palacio de gobierno, la pianista, entre preocupada por el piano y asombrada por el gigante, caminó cada paso a su lado, haciendole preguntas que el contestaba solo con "Si" o un "No", porque nunca fue un gigante de hablar mucho.

Muchas otras hazañas hizo el gigante, hasta que murió de arrugas y de amor. Siempre escuchando a la pianista ensayar, y despues recordandola cuando ella se fué a tocar con otra orquesta.

Aquí se sentaba todo el día el gigante, a veces yo pasaba y me gritaba:
-Pedro! Ven! Estan tocando la de los cuadros de Muzogorsky!-
y yo alcanzaba a sentarme junto a el un rato, sin hablar, solo escuchando la musica de la orquesta que ensayaba. Aunque era un poco incomodo sentarse en su banca, una banca chiquitita pues el solo medía un metro con cincuenta y cuatro centímetros, pero con un corazón de ese tamaño ésta más que claro que era un gigante.

Ahora

Si, seguro.

En poco tiempo me mudo al DF, necesito depa en el sur, baratísimo, cerca de un metro y ya, eso es todo.

¿Sugerencias?

martes, junio 14, 2005

Fotos

Para el que le interese, aquí hay algunas fotos de las que mal que bien toma su seguro sexoservidor...

http://perrofeliz.fotopages.com/

viernes, junio 10, 2005

La carta

Solo tenía dos líneas, que el leyó cien veces mientras caminaba hacia la parada de bus.

"Te amo, hijo de puta.
No lo puedo cambiar"

La guardó en la mochila, sin entender nada, pensando -Aparte de hijo de puta, idiota-.

El camión se retardó siete minutos.

miércoles, junio 08, 2005

El frío

no es tan grave despues de un tiempo, lo que se vuelve francamente insoportable es la humedad y el encierro. Por eso despues de mi segundo mes en Alaska cambié de trabajo, llegé contratado como técnico en electrónica y en cuanto pude salí de el obscuro taller para instalarme como el "pietierno" en un barco cangrejero.

Venir a Alaska se ha visto siempre como una aventura, una manera peligrosa de llenarse de dinero. La verdad es que es solo una manera terriblemente incómoda de ganar un poco más que lo que ganarías en tu tierra. Los peligros están cada día más controlados. Nadie se puede caer del barco porque estamos sujetos con arneses de cuerpo completo, hay gruas y herramientas hidráulicas para manejar las pesadas "jaulas" en las que queda inocentemente atrapado el king crab, y del frío nos protegen modernos trajes de goretex que el propietario del barco está obligado a proveer a sus trabajadores.

El único riesgo auténtico es el pié de atleta que se obtiene por la humedad constante de botas, calcetines, chamarras... la comezón insoportable y lo inutil que es rascarse con una capa de ropa tan gruesa.

Las pomadas de ketokonazol se venden como pan caliente en las farmacias. Así como los condones, porque obviamente la prostitución es tan común como el alcohol, al helado páramo vienen chicas de todos los confines del planeta, buscando aventura y dinero fácil, igual que uno. La soledad y el aislamiento estrechan los lazos. Y pronto te puedes encontrar en una comunicación más que física con aquella muchachita de Tailandia, durante tu tiempo en tierra claro está, cuando estás embarcado puedes estar seguro que fornicará con rusos, alemanes, infinidad de gringos, latinos de todo el continente y tal vez algún griego. Pero al volver a tierra será de nuevo tu "sweetheart".

Si se encuentra ocupada, siempre estará el alcohol.

Cando llené la solicitud de trabajo una de las preguntas decía "¿Consume usted alcohol?", respondí que moderadamente, pensando que el dejar ver que soy un poco más que alcoholico social podría crear una imagen negativa. Ahora me doy cuenta que si me hubiera declarado abstemio no hubiera conseguido el trabajo, sin un sano nivel de alcoholismo no se puede sobrevivir en esta tiera maldita.

Maldita por el aburrimiento, la humedad de la ropa, las micosis de diferentes tipos y noches que duran todo el día, o días que se roban las horas de la noche.

Pero claro que al escribir a casa, uno debe siempre decir "Estoy bien, no se preocupen" para mantener un poco la imagen romántica el aventurero.

Conocí al hombre que fabricaba cicatrices, decía:
-Por unos dolares te bordaré en la piel las huellas de una historia de rabia y valor, de coraje durante la tragedia o de suerte desproporcionada, tu solo escoge si quieres una cuchillada atravezando tu vientre o tu barbilla, algo de piel congelada en el antebrazo o un orificio de bala en el hombro, yo se hacerlo todo, sin dolor... ¡Vuelve a casa hecho un heroe!

Siempre me bebí todo el sueldo antes de poder llegar a su obscuro local, la única cicatriz con la que volví de alaska la causaron una pinzas para depilar en la cama de May Yun, una pequeña estrella en el muslo izquierdo, a mis nuevas amantes les cuento que fué la varilla de un arpón, atravezando tres capas de goretex, en la cubierta de un barco cangrejero.

viernes, junio 03, 2005

Vida

Nada te debo
Vida estamos en paz...

Pues ya no me cobres cabrona!

miércoles, junio 01, 2005

Al mar

-¿Y ahora que va a pasar papá?
-Van a cremar a tu bis, van a meter todo el ataud en un horno grandote y van a quemar su cuerpo, despues nos van a dar las cenizas.
-¿Para que se hace eso?
-Porque las cenizas son un simbolo de la persona, muchos quieren que los entierren en un panteón, otros que los hagan cenizas para que los guarden en un lugarcito en una iglesia, o en la casa de su familia... hay muchas cosas que se pueden hacer con el recuerdo de los que queremos cuando se mueren, a veces uno puede decidir, tu abuelo Gustavo tambien quiere que lo quemen, y despues mezclen sus cenizas con barro para hacer su ultima pieza de cerámica, que probablemente hagamos tu y yo juntos, para que siempre que la veamos nos acordemos de el y de lo que amaba. Yo en cambio, cuando me muera, que falta muchísimo (Digo tratando de sonar muy seguro), quiero que mis cenizas las echen al mar, porque tu sabes que siempre pienso en el mar.
-Entonces cuando yo me muera quiero que me quemen y me echen al mar también. ¿Sabes porqué papá?
-¿Porqué?
-Para estar contigo.

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Muchas cosas se han descompuesto estos días, comenzando con el corazón de mi abuela, que dejó de funcionar el sábado. Pero la cabeza y el corazón de Santiago siguen trabajando con una precisión y ritmo impresionante, y una lírica que hace que, como todos los dias, piense que mi hijo es mucho más poeta que yo, que mi padre y todos los que vinimos antes que el.

La vida te trata como el mar, a veces te revuelca y te deja adolorido y peleando por aire en la orilla. Por suerte tengo dos constantes en mi vida, no se me olvida que sigo siendo niño, y amo el trato del mar y la vida, así que justo despues del revolcón y la ultima ola, todavía me levanto sacudiendome la arena y gritando "¡Otra vez!".

¿Tons que? ¿Otra vez?