martes, agosto 23, 2005

Me voy

A Ixtepec hoy en la noche, escala en México DF, de nuevo disculpen las molestias que esto ocasiona.

La sirena

Te lo digo como me lo contaron a mi, una tarde lluviosa de café y tabaco negro. Un amigo se enteró de como buscaba yo a esas personas por todos lados, desesperado en mi tranquila locura cotidiana. Las noticias corren como el agua de lluvia, así fué que el viajero se enteró de que a las tardes yo iba con el italiano a tomar un expreso y fumar cinco cigarrillos.

Su llegada me sacó de golpe de la concentración necesaria para resolver el crucigrama de las cinco, puntualmente a las cinco comenzaba a resolverlo, para una vez concluido llamar a la chica del cabello rojo, o aceptar mi derrota si ella llamaba primero.

Así que se sentó frente a mi, delgado, blanco de piel y de maneras, ordenó un té y me preguntó sin presentarse siquiera.

-¿Está usted interesado en una sirena?-

La sorpresa fué mucha, cualquier ser fantástico es de mi interés, especialmente si es de genero femenino. Pero fingir ser un poco caradura nunca está de más.

-Mire amigo, yo he sido marinero, más le vale que sea una sirena de verdad (no hay porque aclararle aquellos años de pirata, la etiqueta de marinero es suficiente).
-¡Es de verdad, es de verdad... Se lo aseguro!

Y así me enteré de la historia de la sirena.

El, a pesar de su tez blanca y modos mesurados, se presentó como un soñador, un viajero , uno que no pisaría dos veces el mismo camino, no era ajeno a la navegación marítima o desértica, al paso del tiempo tan milimétrico en las montañas y a los kilómetros entre un arbol y otro en el ardiente veldt.

Un hombre libre.

-Ahora soy solo una sombra-

Fué a orillas del mar del plata que encontró a la sirena, y ella le contó su historia.

Mire -me dijo- Si es marinero sabrá que las sirenas embrujan con su canto, pero ese canto delicioso es el resultado de una condena terrible, las sirenas tienen prohibido amar a cualquier ser vivo, por eso es que llaman a los marineros a su ruina, pues solo los marineros ahogados recibirán sus caricias.

Y desesperadas por tener a alguien, presas de tan terrible sufrimiento, sus corazones se vuelven fríos como el hielo, si usted o yo sintieramos el delicado roce de sus manos, nos herirían hasta dejarnos la piel en carne viva, pues el sufrimiento es lo único que conocen, lo único que pueden dar. Se valen de su canto hipnotizante para atraer a los incautos que no saben cuidarse de el.

Por eso es mentira que se enamoren de principes, esos seres apenas humanos que no conocen el dolor muy poco podrían ofrecerles, son los marineros, con su carga de soledades y abandonos los que estan destinados a ser sus amores pasajeros.

De vez en cuando, hasta las sirenas sienten piedad, un hombre que ha perdido todo ya, a quien no le importa perder la vida se vuelve para la sirena un misterio insondable, una atracción fatal, y es entonces que la sirena cae bajo el embrujo del desesperado, y encalla en la arena, así como se lo digo, simplemente encalla atraida por el desespero del pobre hombre, que se roba su alma, y si este individuo tiene un poco de cordura, huirá inmediatamente, dejando atrás solo una sirena varada.

Tarde o temprano la sirena se levanta, y anda, sin alma, por el mundo.

Solo le queda su canto.

Pero su esencia ha cambiado, ahora es que ella viene a sentir los estragos de amor. ¿Y que puede haber peor que la constante tortura de estar enamorado?

Y se dedica a robar las almas de los marineros en tierra.

Mi sirena la encontré en un barecito, cantando blues, desde entonces la vida no es la misma para mi, se y reconosco que me robó el alma, y un hombre que pierde su alma se vuelve un poeta o un hijoeputa.

-¿Y usted que es?-pregunté

-Las dos cosas..- Contestó pensativo mientras dejaba sobre la mesa el importe de su té, y se marchó, con una vieja mochila al hombro.

Esta es la historia de la sirena, te la cuento como la escuché, la sirena del viajero.

lunes, agosto 22, 2005

La aurora boreal y la cópula

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Juan José Millás
EL PAÍS - 22-08-2005

Si Dios hubiera querido que sus representantes en la Tierra fueran estos señores de negro, no habría puesto tanto colorido en la naturaleza. No tendríamos, en fin, pavos reales ni claveles ni orquídeas ni papagayos ni peces de colores. No habría mares ni ríos ni auroras boreales. No conoceríamos el arco iris ni el Sol de medianoche ni la Luna llena ni el reflejo de la luz en tus pupilas. No existiría la selva ni el desierto ni la sabana ni el bosque mediterráneo. Resulta absurdo fabricar un mundo lleno de matices cromáticos y seleccionar, para su administración, a un licenciado en pompas fúnebres. Sería como colocar la embajada de un país caribeño en un piso interior. O como poner al frente de una floristería a un tipo con cara de vinagre. O como nombrar rector de una universidad a un analfabeto. O como encargar a Frankenstein la gestión de un establecimiento de cirugía estética. O como nombrar representante sindical de las aves a una rata.
Si Dios estuviera en contra del sexo, no lo habría hecho tan divertido, tan higiénico, tan alegre. No permitiría que las moscas se aparearan a la vista de todos ni que los mirlos compusieran una sinfonía pública cada vez que echan un polvo. Tampoco le parecería bien que fuéramos por la calle tragándonos las poluciones de las plantas. Pero es que las poluciones, mira por dónde, están ricas porque el sexo, venga de donde venga y vaya donde vaya, tiene un sabor incomparable. Es absurdo estar en contra de él y diseñar un mundo fundamentalmente venéreo. Sería como crear un ciempiés que no anduviera o una libélula que no volara. Los señores de la fotografía, todos obispos, hablan en nombre de Dios, pero observen el daño que les hace la luz. Parece que acaban de salir de una cueva prehistórica y es que acaban de salir de una sacristía, que viene a ser lo mismo. De ahí ese aire fúnebre, crispado, triste y agresivo (no se pierdan la mirada hiriente del personaje central ni las gafas de policía de los otros dos).

Si Dios detestara los olores, no habría creado la jara ni la menta ni el tomillo. Viviríamos en un mundo sin hierbabuena, quizá ni siquiera tendríamos nariz, pues para qué un vehículo del olfato sin olfato. Pues bien, los señores de la fotografía, empeñados en hablar en nombre de Dios, que es lo mismo que si usted se empeñara en hablar en nombre de Sócrates, están en contra de que nos gusten los colores y el sexo y el olfato, como en otro tiempo estuvieron en contra de que la Tierra girara alrededor del Sol, o de que las especies evolucionaran como la ciencia ha demostrado que evolucionan. Cuando no se cabrean por la gravitación universal, se cabrean por que usted se divorcie y sea feliz. Para qué pasarlo bien pudiendo pasarlo mal, gritan desde el púlpito a sus adeptos, que se cuentan entre millones porque no hay nada más democrático que el masoquismo.

La foto corresponde a una manifestación callejera que los señores de negro llevaron a cabo el 18 de junio para defender -decían- a la familia. Como la familia goza de muy buena salud, puesto que el mundo está lleno de familias, hay que suponer que mentían. Y es que otra cosa que les pone enfermos, junto a la aurora boreal y la cópula, es la verdad. Escuchen, si no, la Cope, de la que son propietarios.

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Gracias a Pato por guíar mis pasos hacia este maravilloso texto de Juan José Millas, ya sabemos porque ella lo admira tanto, me se va haciendo que yo también lo admiro.

sábado, agosto 20, 2005

Perfección

Un texto viejo, leido, nomás por novedoso.


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jueves, agosto 18, 2005

El hechicero

Le conocía de hace tiempo, tomaba café en la mesa de al lado en "la esperanza", donde solía ir con Diaz Carreño a escuchar sus más nuevos poemas, mostrarle mis impresiones, comentar los ultimos acontecimientos culturales de la ciudad, quien estaba ahora con quien y quienes se habían peleado, en pocas palabras a chismear como cualquier par de amigos.

Nuestra comunicación se limitaba a un saludo con la cabeza cada vez que coincidíamos en el café, tal vez un comentario sobre el clima o el futbol, nada más.

Puntualmente a las ocho y media pagaba y se retiraba, murmurando apenas -'Nas noches- antes de salir por la puerta, su vida hubiera sido un misterio para nosotros si no fuese porque no nos interesaba en lo más mínimo. Un hombre gris poco llama la atención normalmente, y nosotros somos suficientemente ruidosos para colmar el café con nuestras imágenes y palabras que bailaban siempre entre los ceniceros medio llenos y azucareras medio vacías.

Un día Diaz Carreño propuso seguir la noche en otro lado.

-Anda huevón, vamos al Tropicaleo...-

Y ante tan emotiva invitación, ni el mas bragado se raja, así que apresté la vieja Nikon y acompañé al poeta al citado salón de baile.

Al entrar nos miraron un poco extraño, a pesar de que todos los asistentes son de extracción popular lucen sus mejores galas, y nosotros igual de zarrapastrosos que siempre, pero al Tropicaleo no se le niega la entrada a nadie, ni a un par de bohemios sin oficio ni beneficio como orgullosamente nos hacíamos llamar.

Ahí fué que descubrí a nuestro hechicero, transfigurado, los faldones de la camisa por fuera, la mirada perdida en la multitud, moviendose al ritmo de la música.

Haciendo la música.

El mismo hombre callado de la mesa de al lado era ahora un loco, un maniático delirante que transpiraba con los ojos desmesuradamente abiertos y una carcajada a punto de brotar.

Contagiandonos.

Haciendo que doscientas parejas se movieran al mismo tiempo, cada hombre pensando que bailaba con la mujer más sensual, cada mujer segura de que su pareja era el más apuesto.

En ningún momento pude quitar la mirada de sus pies que marcaban el ritmo, ni sus manos que hacían que un instrumento tan sencillo como un cencerro se volviera la batuta que dirigía a casi medio millar de seres humanos, todos enamorados, todos eufóricos. Un verdadero hechicero que nos tenía a todos bajo su embrujo hipnótico. Incluso yo baile y me enamoré sin siquiera pretenderlo.

Lo seguimos viendo todos los jueves en el café, pero ya no pudimos saludar con la misma indiferencia al hombre, que ya nunca fué gris. Sé que ahora el poeta lo envidia.

martes, agosto 16, 2005

Prueba

Pues encontré este chunche por ahí, aparte bajé otro chunche de por acuyá, y una noche que no pude dormir nada sobreviví a fuerza de mezcal y jarana. De lo que nació esto. Se aceptan comentarios, aunque digan que mejor debería quedarme con las fotos y los cuentos.


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martes, agosto 09, 2005

Vela

Hay mucha música bella en todos los pueblos, pero nada se compara a los sones del istmo, los que tocan en nuestros pueblos.
Los sones que nos hacen llorar y que nos alegran, los sones que se tocan en la enramada de casamiento y en los telones de las velas.
Los sones que bailaron los hombres de camisa fonshe con monedas de oro en la pechera, que usaron calzón blanco luna de miel, se ciñeron la cintura con banda de seda con barbas en las puntas; los hombres que llevaron mascada en el cuello y se tocaron la cabeza con charro 24.
Los sones que bailan todas las muchachas que visten enagua, huipil de flores bordadas y cuelgan collares de oro sobre su pecho.
Vuelvo a decirles, hay mucha música bella en todos los pueblos pero nada es comparable a nuestros sones; los sones del istmo que se tocan en nuestros pueblos.
Gabriel López Chiñas.



La sociedad de la Vela Nadxhielii Ixtepec, A.C. le invita a su 3er. Vela y coronación de S.G.M.

N i n e l 1ª.

Sábado 27 de agosto del 2005; a partir de las21:00 hrs. Salón Kareka, calle Francisco I. Madero s/n.

Carnet musical: Oscar y su Caravana Musical y Súper Nova 2000

Domingo 28 de agosto del 2005 a partir de las 17:00 hrs. Tradicional lavada de olla y Cambio de Mayordomía
Salón: Ralidxinu (Nuestra Casa) Allende # 4 entre Hidalgo y Benito Juárez. Col. Centro.

Carnet musical: Oscar y su Caravana Musical y un grupo sorpresa.

Mayordoma saliente:

l.a.e.t. Beth sua de gyvez gallegos.

Mayordoma entrante: Capitana

Prof. Alberto López Toledo. BRITANY SAHORI


Damas: Traje regional o Vestido de noche. Caballeros: Pantalón oscuro y guayabera o camisa blanca.

Entrada general: Riguroso cartón ($ 100.00).

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Así es, adivinaron, ese es el próximo destino de su servilleta, La vela Muxe de Ixtepec, Oaxaca, voy a bailar chilenas, sones istmeños, tomar cerveza (No muy fría, ya me dí cuenta que así se acostumbra allá) y tratar de muy cortezmente declinar los avances de algun que otro individuo o individua que aprovechando que es vela muxe quiera aprovecharse del fotógrafo.

Por suerte llevo guarura.

lunes, agosto 08, 2005

mierda.

mierda.

miércoles, agosto 03, 2005

La voz

Basta para causar una peléa en el callejon.
Renunciar a la fortuna familiar.
O al heredado infortunio.

Manda y obedece al tiempo.

te hace darte la vuelta como calcetìn.
Y que esperes a la tarde, para no comer solo.
Al final, si tienes suerte, te arrulla.

Marca el número, regalame tu voz.

lunes, agosto 01, 2005

Hoy

Llegué a Monterrey, ya me hacía falta...

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