En Montevideo
El clima cambia de un momento al otro, las montañas que no tienen no les protegen de los flujos de aire que la tierra y el mar se intercambian alegremente, las calles son amplias y la mayoría estan cubiertas por el follaje de enormes liquidambares (O por lo menos se parecen a los árboles que conozco por ese nombre) que protegen del sol y en otoño deben cubrir el piso con una gruesa cama de hojas bien crujientes para que los niños (los niños chicos y los niños grandes) caminen haciendolas sonar, las calles que desembocan en la rambla tienen una vista maravillosa, como un tunel verde que sale al mar.
Los uruguayos son amables, cordiales y sencillos, un simple "hola" sirve como buen saludo para cualquier momento, mi programadísimo "buenas tardes" o el "gracias a usted" a veces les suena raro, pero al ser mexicano y encontrar en ello una manera de identificarme a mi mismo creo que lo voy a mantener por más extraño que les parezca. Por otro lado no son demasiado perspicaces, como desde que llegué me han preguntado varias veces de donde soy ayer decidí dejarlo claro, y aún así hubo quien vió a un tipo de piel morena, acento extranjero y una camiseta (remera) verde blanca y roja que dice con letras enormes MEXICO y preguntó "¿Vos sos colombiano?".
Al entrar a los supermercados me siento en otro país... bueno, estoy... tienen una variedad de pastas impresionante, carnes frías, quesos, todo se vé delicioso y a precios superaccesibles, claro que se me olvida que acá se gana menos. Solo hay algo que es notabilísimo, en la sección de frutas se encuentran buenas cosas, pero extraño la variedad de mi país. Acá muchas de las que yo desayuno normalmente son frutas exóticas totalmente desconocidas, mi teoría primera es que los uruguayos tienen fama de nostálgicos porque no comen suficientes mangos en su vida... ¡Algunos no han comido un mango jamás!
Pero, cosa maravillosa. ¡Encontré flores de calabaza! el mismo dependiente de la tienda no sabía ni que eran ni como se comían, hoy las voy a preparar con algunos de los ingredientes maravillosos que hay por aca, dicen que uno cocina flores para enamorarse o para enamorar, no recuerdo bién, pero veremos...
Los uruguayos son amables, cordiales y sencillos, un simple "hola" sirve como buen saludo para cualquier momento, mi programadísimo "buenas tardes" o el "gracias a usted" a veces les suena raro, pero al ser mexicano y encontrar en ello una manera de identificarme a mi mismo creo que lo voy a mantener por más extraño que les parezca. Por otro lado no son demasiado perspicaces, como desde que llegué me han preguntado varias veces de donde soy ayer decidí dejarlo claro, y aún así hubo quien vió a un tipo de piel morena, acento extranjero y una camiseta (remera) verde blanca y roja que dice con letras enormes MEXICO y preguntó "¿Vos sos colombiano?".
Al entrar a los supermercados me siento en otro país... bueno, estoy... tienen una variedad de pastas impresionante, carnes frías, quesos, todo se vé delicioso y a precios superaccesibles, claro que se me olvida que acá se gana menos. Solo hay algo que es notabilísimo, en la sección de frutas se encuentran buenas cosas, pero extraño la variedad de mi país. Acá muchas de las que yo desayuno normalmente son frutas exóticas totalmente desconocidas, mi teoría primera es que los uruguayos tienen fama de nostálgicos porque no comen suficientes mangos en su vida... ¡Algunos no han comido un mango jamás!
Pero, cosa maravillosa. ¡Encontré flores de calabaza! el mismo dependiente de la tienda no sabía ni que eran ni como se comían, hoy las voy a preparar con algunos de los ingredientes maravillosos que hay por aca, dicen que uno cocina flores para enamorarse o para enamorar, no recuerdo bién, pero veremos...