Punch your own weight
Alguna vez en la vida, sobretodo si se es adicto a las comedias románticas y cursis (Como yo), hay que ver "High Fidelity" con John Cusak. No es una película maravillosa pero es de mi favoritas. La tengo y cada vez que la veo rompo la regla de oro de no fumar en mi casa y debo tener a la mano mínimo unas dos o tres cervezas. Me gusta lo que dice, me identifico con algunas situaciones, como pasa con las cosas que a uno le gustan. O se sienten propias o se apropia uno de ellas.
Ahora le robo la expresión a Cusak. Recordando mi penúltima noche en el DF. El plán original era ir a un fandango en el sur de la ciudad, con Ana y/o Alvaro. Resulto que el megacarnal de Alvaro recién regresaba de África y se organizó un reven en su honor. Y Ana prefirió irse a una fiesta de sus amigos de toda la vida por el aniversario del bar de uno de ellos. Pude haber ido a cualquiera de los dos eventos. Pero no me sentí agusto. Estuve a punto de adelantar mi partida a Monterrey cuando se me ocurrió hablarle a MIS amigos. Son pocos en el DF pero de excelente calidad. Edel no se encontraba (Después me enteré que había ido a dar una tocada en Pachuca), pero localizé a Antonio (a.k.a. "El Dientes") y me organizé para caerle en su casa. Lo primero que recibí fué un regaño. -¡Pinche Pablo, hubieras hablado ayer, presenté mi libro en el teatro Zaragoza!- Chale, definitivamente hubiera hablado un día antes. El caso es que caí a casa de Antonio (En Atizapán, a una hora en metro-camión de Sta. María, donde me quedé en esta ocasión). Y las cheves no se hicieron esperar, con ellas la plática, mostrarnos algunos de nuestros textos (Gracias por regalarme tu libro Dientes, muchas gracias...) y seguir con la cheve, escuchar música, recibir más amigos nuevos, hablar de mil cosas, de nuestras cosas que incluso a mil kilómetros de distancia resultan en situaciones similares y sentimientos paralelos. ¡Como disfruté!
Ahora pienso que en la fiesta de Alvaro me la hubiera pasado bastante bién, de seguro hubo de todo y para todos, charla y chistes y risas y todo lo que hay en una fiesta. Con Ana igual, realmente el tiempo que paso con ella puede ser maravilloso, y según me enteré la fiesta no terminó hasta bien entrado el día siguiente. Pero en casa de Antonio hubo algo interesantísimo que no hubiera sucedido en ninguna de las otras fiestas. Estaba con gente que definitivamente es como yo, piensa como yo. Hablamos de las cosas que nos interesan y nos importan. Me divertí y sentí como me acercaba cada vez más a mis amigos. Eso no hubiera pasado en las otras compañías. Hay que estar con los que son como uno, con los afines, con los que te enriquecen, con los que te hacen sentir en casa.
Salú.
Ahora le robo la expresión a Cusak. Recordando mi penúltima noche en el DF. El plán original era ir a un fandango en el sur de la ciudad, con Ana y/o Alvaro. Resulto que el megacarnal de Alvaro recién regresaba de África y se organizó un reven en su honor. Y Ana prefirió irse a una fiesta de sus amigos de toda la vida por el aniversario del bar de uno de ellos. Pude haber ido a cualquiera de los dos eventos. Pero no me sentí agusto. Estuve a punto de adelantar mi partida a Monterrey cuando se me ocurrió hablarle a MIS amigos. Son pocos en el DF pero de excelente calidad. Edel no se encontraba (Después me enteré que había ido a dar una tocada en Pachuca), pero localizé a Antonio (a.k.a. "El Dientes") y me organizé para caerle en su casa. Lo primero que recibí fué un regaño. -¡Pinche Pablo, hubieras hablado ayer, presenté mi libro en el teatro Zaragoza!- Chale, definitivamente hubiera hablado un día antes. El caso es que caí a casa de Antonio (En Atizapán, a una hora en metro-camión de Sta. María, donde me quedé en esta ocasión). Y las cheves no se hicieron esperar, con ellas la plática, mostrarnos algunos de nuestros textos (Gracias por regalarme tu libro Dientes, muchas gracias...) y seguir con la cheve, escuchar música, recibir más amigos nuevos, hablar de mil cosas, de nuestras cosas que incluso a mil kilómetros de distancia resultan en situaciones similares y sentimientos paralelos. ¡Como disfruté!
Ahora pienso que en la fiesta de Alvaro me la hubiera pasado bastante bién, de seguro hubo de todo y para todos, charla y chistes y risas y todo lo que hay en una fiesta. Con Ana igual, realmente el tiempo que paso con ella puede ser maravilloso, y según me enteré la fiesta no terminó hasta bien entrado el día siguiente. Pero en casa de Antonio hubo algo interesantísimo que no hubiera sucedido en ninguna de las otras fiestas. Estaba con gente que definitivamente es como yo, piensa como yo. Hablamos de las cosas que nos interesan y nos importan. Me divertí y sentí como me acercaba cada vez más a mis amigos. Eso no hubiera pasado en las otras compañías. Hay que estar con los que son como uno, con los afines, con los que te enriquecen, con los que te hacen sentir en casa.
Salú.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal