miércoles, abril 13, 2005

Blancos...

Aquí está tu cuento Brenda, espero te guste.

-----------------------------------------------------------------

-…así, los cuervos son blancos- Dijo Paco

Tiene una edad indefinida entre cuarenta y cinco y cincuenta años, se vé como se ven los que pasan mucho tiempo al aire libre, su piel es obscura y surcada de arrugas por el sol, sus manos duras, durísimas, son las manos de un hombre que si conoce lo que es el trabajo, con esas manos arma otro cigarrillo de mi tabaco holandés, un cigarrillo perfectamente cilíndrico.

-¿Como diablos van a ser blancos?-contesto- Yo he visto cuervos, grajos, urracas, tordos, todos los córvidos son negros, o por lo menos de un color pardo muy oscuro.-

No solía discutir con el, la diferencia de edad y experiencia le daban la razón con frecuencia, discutíamos menos aún cuando hablábamos de música. Pocos se imaginaban que en ese hombre avejentado, con su permanente gorra de los pieles rojas y español entrecortado con inglés pudiese uno encontrar tan buen interlocutor. Pero cuando lo descubrí por casualidad no pude rehuir la conversación, en parte porque yo estaba solo en el parque, agotado por una hepatitis que apenas se retiraba de mi cuerpo, y en parte porque me atrapó con su confesión de que justo acababa de asistir a una ceremonia del sol en Arizona -Excelente pow wow!- contaba entusiasmado - ¡Muchos pueblos, muchas danzas, el sol terminó contento!…-

-Mira, es que así es que es,- seguía con sus cuervos- los cuervos son tan blancos que los vemos negros, tan solo ellos con sus ojos de cuervo pueden ver blancos a sus hermanos-
-¡Ahí vas de nuevo con tu onda castanedesca!
-Aguantate cabrón, porque te digo la verdad-

Yo no solía dudar de sus verdades, tal vez un poco cuando me comentó que era brujo de su pueblo (Y nunca más apropiado pues pertenecía a los indios Pueblo, descendientes directos de los Anazanzi), y que su reciente estancia en Nayarit se debía a una invitación de un brujo amigo suyo “Compañero de la escuela, allá cuando estudiaba antropología en la universidad de Nuevo México”.

-Pero entonces. ¿Como te enteraste de que los cuervos son blancos?
-Un día entre en mi mismo, me despojé de mis ropas de hombre, y caminé por el desierto hasta que me encontré un cuervo, un cuervo blanquísimo, que me comentó con su voz de cuervo que era mi hermano, así descubrí que los cuervos son mi espíritu hermano-
-¿Comiste peyote?-
-Claro que he comido, pero esa vez no, solo me despoje de mis ropas de hombre, tu has leído demasiados libros setenteros.-

Aún así sus actividades de brujo permanecían como un misterio para mi, a lo más había visto como inflaba sus cachetes con humo de tabaco para dejarlo salir por la nariz al tiempo que exclamaba “Uoo, uoo, uooo, ¡¡UOU!!”, según el para espantar mi tristeza, eso siempre me hacía reír “¿Ves como la espanta Luis? Los brujos no hacemos milagros, hacemos cosas sencillas para resolver problemas graves”.

-¿Y que te dijo el cuervo?-
-Que era afortunado por tener espíritu de cuervo, porque solo los cuervos pueden reírse de todo lo que pasa en el mundo.-
-Ja! Eso explica muchas cosas. ¿Y como voy a saber cual es mi espíritu hermano?-
-No necesitas buscarlo, el te buscará a ti y te lo dirá un día-

Siempre, cuando entrábamos en el tema de los brujos, yo le recordaba los libros de Carlos Castaneda y me respondía “El problema es que nadie le debe creer a ese baboso, un brujo como don Juan se hubiera reído de el y no le hubiera enseñado nada, cualquiera se da cuenta que es un mentiroso, por eso tanta gente se cree sus historias, en cambio yo solo te digo al verdad, por eso no me crees".

-¿Y tu que espíritu crees que tenga yo Paco? ¿Seré también un cuervo?
-¡Nombre que! Tu más bien pareces un perro, un perrito de esos que se la pasan oliendo por todos lados, un perro sin dueño y sin casa que camina por donde quiere, y si te descuidas te méa los zapatos.-
-¡Ja! Chale Paco, no se si agradecerte el cumplido… ¡O mejor ladrartelo!-
-Vas a ver perrito, cada día te vas a sentir más perro, y te vas a acordar de mi…-
-Ya me acuerdo de ti todos los días Paco, no me has devuelto mi disco de Frank Zappa.-
-¡Hasta que me devuelvas mi libro de Nietzche cabrón! Yo tengo memoria de cuervo. ¿No te estoy diciendo?-
-¡Jajajaja! Mañana te lo traigo, mañana.-

Contrario a lo que dicen las historias, el mañana si llegó, y mi disco y su libro, y muchos otros libros y discos que aderezaron nuestra amistad… Y muchas veces que hizo ““Uoo, uoo, uooo, ¡¡UOU!!” para espantarme la tristeza. Ahora cada que veo un cuervo me acuerdo de el y me dirijo al ave “Tu no me engañas, yo se que tu eres blanco”. En efecto, el cuervo siempre se ríe de mi.

4 Comentarios:

Blogger *[TacHa kRaViTz]* dijo...

Me gustó, me gustó el porque de que los cuervos sean blancos... tal vez así pasa con otras cosas... tal vez así pasa con nosotros mismos, quien sabe...
Gracias!

13/4/05 10:00  
Blogger Guffo Caballero dijo...

Hasta que lo leí, carnal, me lo presumió mucho y valió la pena la espera. Saludos.

13/4/05 10:26  
Anonymous Anónimo dijo...

Te rocomendé, y justo este de os cuervos blancos, te mandan ovaciones por el escrito, que les ha gustado bastante. Saludos. Alejandra

12/5/05 03:17  
Blogger Pablo Perro dijo...

Escrito es para los que de casualidad encuentran una pluma y escriben, esto es un cuento.

chingados!

4/7/05 10:44  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal