martes, octubre 16, 2007

De vuelta

Al mundo una madrugada, salí a oscuras de casa y recordé que veintitantos años de programación no son en balde, me siento más tranquilo si saliendo de casa está oscuro aún. A mi compañera le parece incomprensible, ella prefiere dormir las horas largas.

En el camino, como siempre, voy pensando en historias que no sé contar pero que de algún modo van a dejarse salir por algún lado.

"A mi lo que me gusta es caminar" pienso mientras subo al vagón de gente somnolienta. Y recuerdo lo que leí ayer, la carta al editor en la que se congratulaba a los regiomontanos (Mis paisanos porque no me queda otra) de ser trabajadores y ahora cultos, como si por una fiesta priista a la que vienen unos cuantos buenos artistas la cultura llegara a la ciudad como uno de esos aguaceros del mes pasado.

Sin embargo el Forum lo aprovecho, trabajo mucho más de lo que me pagan pero hago lo que quiero. Llegando al estudio reviso mis apuntes y googleo (Que bonita palabra) al escribidor que se apropió de nuestro suplemento con un texto totalmente masturbatorio, Rogelio Villarreal, ¡Chale! Tiene un blog.

Así es, antes en el blog estabamos los anónimos, ahora ya cualquiera se cree con derecho a tenerlo, hasta los escritores, en el de Villarreal encuentro links a los blogs de otros escritores, debe ser que ellos solo se linkean entre sí, pura gente bonita.

Ahi está Fadanelli, entro y me convenzo de lo que ya sospechaba, el vato escribe igual que hace quince años, que patético ser. Aparte es feísimo, pero de eso me enteré por boca de una amiga a la que se quiso ligar pero que nunca lo había leído.
-Lo que quiero saber es porqué el cabezotas lo admira tanto - me preguntó
-Porque el cabezotas también es feísimo, y a lo mejor cree que escribiendo el mismo cuento por veinte años puede hacerse famoso y tener groupies.- concluí

En el artículo que me encabronó, Rogelio Villarreal hace una crónica del encuentro de escritores (Al que no asistí) que aprovecha para hacer una elegía de si mismo y de sus amigos, critica a José María Pérez Gay por supuestamente haberse pirateado una crítica de la wikipedia, como si todos los periodistas-escritores fuesen libres de pecado, miremos si no a su amigo Fadanelli, que se piratea a si mismo. Pero mister Villarreal es puro y limpio, le concede el perdón a Perez Gay por respeto a sus canas (¿Debería yo acaso respetar la calvicie de Roberto?).

Se aprovecha de la controversia que pende sobre José María, al acusarsele de plagio su credibilidad disminuye, sin embargo respeta y defiende a Juan Villoro, lo imagino arredrado y miedoso de criticar a quien no debe, sabe que dos palabras de la pluma de Villoro valen mucho más que cualquiera de sus artículos. Sus crónicas que me recuerdan aquello que le espetó Susana Alexander a Lopez Moya un día que la estaba entrevistando .
-A ver ¿Esto es para que te luscas tu o me vas a entrevistar? Porque si espara lucirte primero tienes que arreglarte el peinado mhijito...

Así pareciera que Villarreal sufre de lopezmoyismo, si escribe es para lucirse el, no para que la gente se dé cuenta que pasó algo así como un encuentro de escritores.

Y aparte el pendejo cree que se saca un conejo del sombrero diciendo que todo terminó en el café Nuevo Brasil, yo no fuí al encuentro y lo sabía por inevitable. No solo eso, se explaya en el contenido de la rockola. ¡Que alguien lo saque a pasear!

Termino convencido de dos cosas, a Villarreal no se le para, por eso alardea con golpes de erudicion su mermada varonía. La otra cosa es que si así son los escritores mexicanos, mis croniquitas escuetas en el periódico y mis "cuentitos bonitos" son realmente innovación en este paraje tan yermo. Leeré con calma a Sergio Pitol para sacarme el amargo sabor de haber leído a Villarreal y Fadanelli el mismo día. Prometo no volverlo a hacer.

Apenas va saliendo el sol ¡Como me gustan las mañanas! Mientras termino de escribir voy pensandole a la caminadita que me voy a echar a la esquina a comprarme mi chocolala con su respectivo panecito, definitivamente hay que desayunar como niño para aprovechar los días desde el principio. De una vez me iré pensando en como contar la historia de Paco, el que supo volar cabeza arriba pero siempre le gustó más caminar despacito.