jueves, mayo 19, 2005

Un cuento

infantil, o no tanto... para la Peca. Que me recordó que en los cuentos deben haber duendes y hadas.

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Yo conocí a un duende, déjame te cuento, que nos hacía creer que no lo era, de hecho el tampoco sabía ya, pero sé que nació en el bosque.

Un tal bosque tropical lluvioso.

Después, ante la escasez de empleo en la sierra viajo a la ciudad a probar suerte.

El problema es que nuestra vida en la ciudad también está cada día más difícil.

Y termino vendiendo seguros para ING

Misteriosamente, en la recepción de su oficina había también un hada trabajando. Lo sé porque yo la conocí, y cada vez que iba a la recepción de ese edificio le pedía una taza de café (Aunque yo iba a otras oficinas, las de una revista muy mamona que ni café ofrecía), ella me servía la taza y con el aleteo de sus pestañas dejaba caer un poco de polvo de hada en mi café... así que cada vez que salía de ese lugar, yo salía enamorado, enamorando y casi volando (Pues hay que recordar que el polvo de hada hace que uno vuele si cree en las hadas, yo no volaba porque en ese entonces no creía mucho, pero si daba saltitos)

(saltitos de poca fe, pero saltitos al fin)


Tanto el duende como el hada estaban aburridos, el duende cada vez tenía más pancita por chelear con sus compañeros, y el hada acumulaba ojeras y arrugas en las comisuras de los ojos, y se preocupaba porque no encontraba alguien que se enamorara de ella y la hiciera una princesa.

En un castillo de cristal

Porque ese duende y esa hada no sabían nada ya de su naturaleza.

Ella no sabía que yo estaba enamorado de ella, pero de poco le hubiera servido, porque como me echaba demasiado polvo de hada, cuando salía de la oficina ya me estaba enamorando de la primera que me encontrara, era un asunto de desconocimiento de formula y aplicación

Hasta que un día me acompañó un amigo poeta a las oficinas.

Le dije "Fíjate en la secre de ING... está como para el hijo mayor de mi 'apá" (Nuestros diálogos no siempre están llenos de poesía)

Cual no sería mi sorpresa cuando me dice bajito, casi al oído "¿Wey, no te has dado cuenta que es un hada?"

(El es poeta, los fotógrafos tenemos el ojo entrenado para la composición, el encuadre y el enfoque, los poetas tienen ojo para otras cosas)

Así que usé la viejísima técnica... levanté mi cámara y la miré a los ojos sonriendo "Helenita, regálame una sonrisa y un beso... o solo una sonrisa... o solo un beso..."

Me regaló todo. Y me di cuenta que es un hada, porque los fotógrafos podemos identificar a las hadas y los duendes a través de nuestro tercer ojo... el mío es marca Nikon.

Fue un momento feliz, pues a las hadas (Contrario a lo que se dice) les encanta que les tomen fotos. Cuando los flashazos inundaron la oficina, Jorge se levantó de su escritorio y comenzó a charlar con nosotros, y se subió a una silla como si fuera un caballo de rodeo, y se recargó en el escritorio como si fuera un explorador descubriendo las fuentes del Nilo (otra vez, otras fuentes), de la manga hizo aparecer sus tesoros con los que nos convidó, y aparecía y desaparecía por toda la oficina mostrandonos todo lo que se le ocurría.

Tomé muchas fotos, Y cuando se las enseñé a mi amigo, una vez reveladas, concluimos, "Definitivamente, Helenita es un hada y Jorge es un duende..."

Al otro día hablé muy seriamente con ellos, al principio no parecían entender, pero después se dieron cuenta.

Ahora Helenita vive en un pueblito de Morelos y hace unas nieves deliciosas que casi nadie conoce... solo los del pueblo. Y todos los que van a comer sus nieves salen enamorados y enamorando y dando brinquitos como si quisieran volar.

Y Jorge vive en la sierra de los Tuxtlas, camina solo por la selva mucho tiempo, corta madera que transforma en instrumentos musicales que suenan extraño, pero siempre hacen que la gente sienta ganas de reír o ganas de llorar. Reír muy fuerte... llorar bonito.

5 Comentarios:

Blogger Bel dijo...

¡Me gustó mucho! (Eso fue lo que resultó después de 15 minutos de reflexionar acerca de lo que comentaría... pero es la neta :)

19/5/05 23:59  
Blogger Alma Ramírez dijo...

Desde hace mucho dejé de creer en los cuentos de hadas. Sin embargo, éste está chido. Mi niña interior me hizo un guiño fugaz.

20/5/05 06:59  
Blogger Verónica R dijo...

perrito.. ahora sí que mis respetos..

sabe ud que me fascinan las hadas así que ésta hada perdidilla y desubicada es una nueva versión.. muy interesante.

saludos!

20/5/05 08:55  
Blogger Araceli Gallardo Peña dijo...

Me dieron unas ganas inmensas de ser hada en lugar de ser humana, ojalá pudiese ser.
Cuento maravilloso, te felicito de nuevo, como todos los días y como siempre.

20/5/05 12:21  
Anonymous Anónimo dijo...

ooohh!!! ... entonces todos podemos encontrar un duendecito curioso queriendo enamorar...

alguien quiere una taza de café?...jaja

me gusto muchisimo voy a seguir leyendo ....

nadia

25/5/05 10:28  

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