domingo, enero 22, 2006

Es verbo

conté 23 colillas en el cenicero improvisado del cuarto de Arturo, por lo menos la mitad eran de camel, la otra mitad parecían de delicados o alguna otra marca sin filtro, cuando sacó el paquetito de faros para ofrecerme uno no me negué.

-¿Que pasó Art? Veo que estás volviendo a los días de escuela, pero entonces fumabamos sin filtro por pobretones-
-No créas que de dinero ando muy bien tampoco eh... apenas pasando, pero la verdad los faritos saben muy rico, aunque duran menos que los camel-
-Como va pasando el tiempo, fumamos cualquier mierda para sentirnos grandes, luego Marlboro rojos para sentirnos duros, luego Delicados porque estabamos enviciados y no nos alcanzaba para más, Camel porque era el cigarro de "los intelectuales" y finalmente Faritos por nostalgia de la época que no teníamos ni para delicados-
-Y sin embargo no pasa...-
-¿Que?-
-El tiempo, no pasa, se queda estático, como gelatina-
-La gelatina tiembla-
-¡GÜEY! Tu entiendes, no te hagas pendejo...-
-No, no entiendo, cuentame...-
-Ayer hablé con Magda, no la voy a ver hasta dentro de una mes, y no pasa el tiempo, ella se escucha tan lejos, me dijo para consolarme "Recuerda que el tiempo es Verbo", "Si" le respondí, "Siempre y cuando se acuerde de seguir pasando".-

Dejamos 25 colillas en el cenicero.

2 Comentarios:

Blogger Tramontana dijo...

Pero el tiempo pasa, aunque a ratos parezca que se queda estático. El problema de cuando lo apresueras, para que llegue la fecha que esperas, es que luego se pueda quedar acelerado.

22/1/06 19:19  
Blogger  dijo...

La espera es directamente proporcinal al deseo: entre más se desea algo, más tarda en llegar.

La paciencia no es uno de mis dones.

23/1/06 10:43  

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