Dos minutos
Daniel es un hombre de idéas, hace años me contó una de las que rigen su vida: todos los seres humanos son bellos, algunos son simplemente bonitos todo el día, otros son más estéticos durante algunas horas por la mañana o la tarde. Y hay quienes son desproporcionadamente hermosos solo algunos minutos cada día. Solo hay que estar atento para darse cuenta.
Rocío pertenece a estas ultimas, en el autobus uno le cedería el asiento tal vez solo pr caballerosidad, tal vez no. Va por la vida con el rostro y la actitud de una persona totalmente normal, pero si tienes la suerte de estar viendola en uno de sus gloriosos instantes te darás cuenta que su belleza opaca a cualquiera. Imposible olvidar las dos ocasiones que corri con esa suerte, la primera tomando el té en el café italiano, y la segunda ayudandole a cocinar pasta con aceitunas, tan fuerte fué que casi me rebano un dedo mientras cortaba cebolla.
Cada una de esas veces me enamoré de ella.
Pero claro que ella era la pareja de mi amigo, de quién se enamoró por ser el centro de tudas sus atenciones.
Daniel el fotógrafo, el virtuoso de la imagen. la convirtió en su modelo de tiempo completo, logrando material para varias exposiciones de titulos particularmente mamones: "Rocio cotidiano", "Cada día" y "Dos minutos".
Desde el despertar hasta entrada la noche estaba al pendiente de ella, con la càmara preparada para capturar esos instantes de gloria. Mientras ella estaba trabajando el se quedaba en su estudio revelando y editando, entonces lo visitaba y veía sus nuevos trabajos. Rocio en el parque, Rocio dormida, Rocio lavando trastes, Rocio platicando con un interlocutor fuera de cuadro, mientras sostenía casualmente sus cigarro sin filtro. Cada una de esas fotos una maravilla.
Pero no solo de atenciòn se alimenta el amor. Y despues de dos años el acoso fotográfico comenzó a ser demasiad, sus horas de oficina se alargaban. Y aún así Daniel lograba tomas indescriptiblemente bellas.
Un Noviembre paricularmente frío Rocío se enamoró de un filósofo que tenía un bar en el centro de la ciudad, y Daniel se quedó sin su modelo.
Semanas despues fuí a tomar un café, negro y cargado, con mi amigo fotógrafo, esperaba encontrarlo triste y solo, pero se veía bastante animado y contento. Pensé que finalmente su relación con Rocío era más profesional que nada.
-Al contrario, sigo enamorado perdidamente de ella, y no podré amara a nadie más de la misma manera.
Pero para el Rocío no se había ido. Eso dijo mientras me mostraba un archivero lleno se impresiones, hojas de contacto y negativos de dos años acumulados de episodios de conmovedora belleza en la vida de su musa.
-No se podrá ir nunca. Todos sus mejores dos minutos, todos, siguen siendo míos.
Rocío pertenece a estas ultimas, en el autobus uno le cedería el asiento tal vez solo pr caballerosidad, tal vez no. Va por la vida con el rostro y la actitud de una persona totalmente normal, pero si tienes la suerte de estar viendola en uno de sus gloriosos instantes te darás cuenta que su belleza opaca a cualquiera. Imposible olvidar las dos ocasiones que corri con esa suerte, la primera tomando el té en el café italiano, y la segunda ayudandole a cocinar pasta con aceitunas, tan fuerte fué que casi me rebano un dedo mientras cortaba cebolla.
Cada una de esas veces me enamoré de ella.
Pero claro que ella era la pareja de mi amigo, de quién se enamoró por ser el centro de tudas sus atenciones.
Daniel el fotógrafo, el virtuoso de la imagen. la convirtió en su modelo de tiempo completo, logrando material para varias exposiciones de titulos particularmente mamones: "Rocio cotidiano", "Cada día" y "Dos minutos".
Desde el despertar hasta entrada la noche estaba al pendiente de ella, con la càmara preparada para capturar esos instantes de gloria. Mientras ella estaba trabajando el se quedaba en su estudio revelando y editando, entonces lo visitaba y veía sus nuevos trabajos. Rocio en el parque, Rocio dormida, Rocio lavando trastes, Rocio platicando con un interlocutor fuera de cuadro, mientras sostenía casualmente sus cigarro sin filtro. Cada una de esas fotos una maravilla.
Pero no solo de atenciòn se alimenta el amor. Y despues de dos años el acoso fotográfico comenzó a ser demasiad, sus horas de oficina se alargaban. Y aún así Daniel lograba tomas indescriptiblemente bellas.
Un Noviembre paricularmente frío Rocío se enamoró de un filósofo que tenía un bar en el centro de la ciudad, y Daniel se quedó sin su modelo.
Semanas despues fuí a tomar un café, negro y cargado, con mi amigo fotógrafo, esperaba encontrarlo triste y solo, pero se veía bastante animado y contento. Pensé que finalmente su relación con Rocío era más profesional que nada.
-Al contrario, sigo enamorado perdidamente de ella, y no podré amara a nadie más de la misma manera.
Pero para el Rocío no se había ido. Eso dijo mientras me mostraba un archivero lleno se impresiones, hojas de contacto y negativos de dos años acumulados de episodios de conmovedora belleza en la vida de su musa.
-No se podrá ir nunca. Todos sus mejores dos minutos, todos, siguen siendo míos.
2 Comentarios:
Me acostumbré a que escribieras allá a las quinientas, y ahora que regreso a tu blog me topo con la agradable sorpresa de que has escrito más en cantidad y mejor en calidad :)
Simplemente hermoso...
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