Oaxaca II

Ahora si, a trabajar. Cámara en mano y despues de no dormir en toda la noche gracias a la maravillosa aparición de Viri y Ale que vinieron a Salvarnos al Negro y a mi de muchas horas que habríamos pasado vagando solitarios y desjaranados por las calles de Oaxaca.

Una vez amanecidos nos juimos a recoger cámaras y demás implementos (mios) y me vine a preparar para tomar fotos.

Y tomé muchas, pero eso es lo de menos.

Las bandas se peléan a ver cual suena más duro, los bailadores brincan y saltan y gritan con un furor cabronoso, "¡Arriba Putla! ¡Arriba Tuxtepec!"

El 2 de febrero se le llevan las mañanitas a la virgen de Tlacotalpan, la primera vez que escuché cantar en el atrio de aquella iglesia "O madre del cielo vengo a pedir, fuerza para seguir" al son de cientos de jaranas y con voz de son jarocho. Lloré.

Hoy también lloré, no sé aún porqué, había tanta energía, tanta energía, tanta felicidad en esta gente, los bailes de los muchachos, frenéticos pero precisos, las mujeres tan hermosas. La vida vale la pena.

Lloré.

Pero como las lágrimas no dejan enfocar pues me limpié con mi paliacate, y seguí, y sigo, tomando fotos.



Por cierto, las oaxaqueñas tienen ojos hermosos y un mirar que al más fajado lo pone a temblar. Me he tomado la responsabilidad de hacerselos saber, creo que es justo y necesario.

Estoy contento.