lunes, diciembre 27, 2004

¿Como?

¿Como me podré quitar tu amor del pensamiento?
Solo escribiendo en el agua
o dibujando en el viento.

miércoles, diciembre 22, 2004

Cuando

Cuando no hay nada mejor que hacer, se hacen cosas inmejorables.

martes, diciembre 21, 2004

Saludos

Desde los dominios de los poetas del norte, estoy con Edel y Antonio echando chelas y verdades a diestra y siniestra. No voy a subir nada por un par de semanas, espero no tener tiempo.

Un abrazo a todos, feliz navidad, gracias por leerme.

viernes, diciembre 17, 2004

Me siento

Personaje de Dostoyevsky.

jueves, diciembre 16, 2004

Urbanidad, buenas costumbres.

La urbanidad; es decir, las reglas que deben seguir las personas para convivir en sociedad siempre han existido y siempre habían sido leyes nunca escritas; hasta que en 1853, Manuel Antonio Carreño (sobrino de Simón Rodriguez y padre de Teresa Carreño) publicó -primero por entregas, luego como un libro completo- su celebérrimo Manual de Urbanidad y Buenas Costumbres, texto que se convirtió en referencia en todo el continente para los jóvenes de buena familia.

En dicho manual, que una vez fué leido por su perroescribidor favorito (Ya saben, he leido absolutamente de todo, el hit sigue siendo la caja de All Bran, que es el texto que más veces he leido en mi vida). Bueno, leí el manual y me encontre que Carreño (No Oscar, otro que si es educado) opina que:

-Es de mala educación comerse todo lo que te sirven en un plato, pues evidencía que estamos hambrientos, lo cual es muy mal visto en la alta sociedad.

-Si la comida consta de una salsa no se debe por ningún motivo usar un pedazo de pan para remojarlo en dicha salsa.

-Es de muy mal gusto esgarrear al encontrarse en la calle (Sobretodo para las señoritas) así que se debe disimular silenciosamente con el pañuelo, mismo que se debe usar para limpiarse adecuadamente la boca. (Sigo preguntandome que es "esgarrear").

Esto es solo un ejemplo de lo que dice el manual de urbanidad y buenas costumbres del señor Carreño. El mismo que fué leído por nuestros padres y abuelos, haciendo de ellos los ejemplos de civilidad que aún no comprenden como carajos tuvieron hijos y nietos como nosotros.

Es un libro execrable.

Y no me refiero a todos los conceptos obviamente caducos que en el se proponen, sino a que se olvida que es una MUY BUENA COSTUMBRE en esta sociedad URBANA leer "La Crónica del Orgasmo", texto que sin duda es 100% recomendable para tus abuelos, tus padres, tu hermanita y la vecina esa de la que desde hace rato traes ganas de saber si es güera entera. El nunca bien ponderado Antonio Andrade sigue robandole horas al sueño y besos a la noche para instruirnos en una materia tan delicada como el buen leer, el buen retozar en pareja y sobretodo como mantener una sonrisa idiota todo el día (Como la que traes despues de salir del cuatroletras...).

  • La crónica del orgasmo



  • Leanle, porque ya va a ser Navidad y si no se portan bien Santa Clos no les va a traer lo que pideron.

    (Santa Clos no existe, es el Chicarcas disfrazado)

    miércoles, diciembre 15, 2004

    El Poeta continua esperando a la princesa...

    Despues de compartir varias, bastantes copas de la nostálgica bebida el cuenta cuentos inquirió al poeta.

    -Amigo poeta. ¿Y la princesa por la cual estamos en este estado?
    -Ah pues he de contarte que ella continúa en otro estado, a saber el estado de Sonora..

    Y el cuentacuentos respondió con su habitual elocuencia.
    -Oh...
    -Y es que establecí comunicación lejana, cuasitelepática con el mencionado dracogro, que resulto ser un dracogro de la peor calaña, botudo y bigotaceo. Basicamente expresó lo que sigue:
    Que deje en paz a la princesa
    Que no la busque más
    Y una sarta de barbaridades que no me atrevo a repetir porque sería gastar tu tiempo, amigo cuenta cuentos, que se que tienes mucho disponible pero no por ello es menos valioso. Para finalizar se aventó la preciosa frase- ¿Me entiendes?--
    -¿Y cual fue tu apropiada respuesta valeroso poeta?
    -Pues que le entiendo a la perfección, pero no pienso hacerle caso.
    -¡Brindo por eso!
    -Pues esperemos que no brindes por mi vida.

    Y es que habrase de saber que el multimencionado dracogro, no solo era botudo y bigotaceo, sin que aparte pertenecía a una misteriosa agrupación subversiva, inversiva y responsiva, y que entre sus planes malévolos estaba el de mandar a la princesa a cierto castillo celosamente custodiado en las cercanías de Caborca. Con Lo que nuestros héroes, cuenta cuentos y poeta, se encontraban que ya no enfrentaban a un solo dracogro, temible por peligroso e impredecible, sino a toda una organización de dracogros sombrerosos, bigotaceos y botudos que se dedicaban a maquinar obscuros planes como inundar el mercado de mercancías nocivas para la salud, videos piratas del chavo del 8, discos de Leo Dan y chicles bombita de plátano.

    -Amigo poeta, como dice la frase del sabio anciano. ¡Como que con huaraches te metes al lodo! ¡Nos has metido de frente y de costado en medio de una peligrosa mafia de dracogros!
    -No puedo evitarlo, hace días que no como, duermo sin soñar y el papel y la tinta me causan alergia de tanto extrañar a mi princesa.
    -Si es así, nos la rifaremos, al fin la vida es para que se acabe, no para que se olvide de tanto aburrimiento.

    Pero lo que el cuenta cuentos desconocía, y el poeta no, es que la princesa, por azares del destino, contaba con un hada madrina. Una hada tía para más detalles. La cual sentía por su sobrina y por el poeta un tierno cariño. Y sabía que el lugar de los que se aman es estado juntos. Así que haciendo uso de sus artes mágicas engaño los sentidos del dracogro, que ya de por si bastante embotado se hallaba, observando un partido entre Naranjeros de Hermosilo y Tomateros de Culiacán. Y sustrajo a la princesa de sus sucias garras.Con grán riesgo para su persona, la de la princesa, la del poeta, la del cuentacuentos y hasta la de un poeta guitarrero de Calacoaya que no ha aparecido en el cuento, pero ahí estaba. Y colocó a la hermosa doncella en una cueva misteriosa.

    Al percatarse de esto el dracogro montó en colera (Como buen dracogro montaperros, pues "Colera" era el nombre de un perro de a cuadra) y mandó a sus secuaces a resguardar aeropuertos, centrales camioneras, sitios de taxis y pizzerías de esas que entregan a domicilio, por temor a que la princesa abandonara la ciudad.

    ¿Y que pasó? Que el Cuenta cuentos siguió contando este cuento, y el Poeta siguió sin comer (Cuentan las malas lenguas que está hecho un figurín por la dieta forzada) y el poeta guitarrero de Calacoaya siguió desayunando tortas de tamal y tocando su guitarra, todos con la secreta esperanza de que la princesa llegará pronto, o de lo contrario irán a rescatarla en caravana armada de guitarra, jarana y tres diferentes plumas, que bien se sabe que suelen ser más poderosas que las más afiladas espadas.

    ¡Ya vente princesa!

    domingo, diciembre 12, 2004

    Alguien

    me pidió que escribiera algo lindo... va para ti, gracias.

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    Tren.

    Una frescura sospechosa inunda el interior del vagón, detrás del claquetéo de las ruedas se adivina el suave ronroneo de aparatos que inyectan aire frío sin parar ni preguntar. A excepción del niño que a regañadientes se ha puesto el sweater, y el hombre de azul que duerme profundamente, los pasajeros parecen incómodos. El frío es demasiado, de poder abrir una de las ventanas para dejar entrar el cálido aire del exterior lo harían con gusto.

    El padre del niño se felicita por haber puesto un sweater en la mochila, es apenas otoño temprano, pero su condición paterna le hace recordar que siempre puede haber un lugar frío que amerite ir abrigado, incluso en verano suele ser necesario, en salas de cine o en el interior de un museo. Recuerda que cuando el mismo era niño, odiaba que le hicieran salir con sweater a todos lados, o que sus padres, cualquiera de los dos, le hicieran ponérselo cuando el apenas comenzaba a sentir fresco. Ahora es su turno de ser padre y adivina el enojo del pequeño por tener que ponerse la incómoda prenda. Sonríe mientras continúa charlando con el viejo del sombrero.

    El niño no podría prestar menos atención a su padre, está fascinado con el contenido de la canasta que amorosamente lleva en brazos la muchacha de cabello negro. Ella, con mirada de complicidad le muestra, levantando una esquina de la tela, que adentro hay un polluelo de cuervo dormitando en una mullida cama de algodón, es un ave fea, horrible, con patas y pico desproporcionadamente grandes y el cuerpo cubierto por una mezcla de plumón y plumas apenas formadas. Pero ni al niño ni a la muchacha parece importarles la fealdad del pasajero de la canasta. – Está dormido- le dice quedito el niño a la muchacha, con la felicidad pequeña que da a los niños señalar lo evidente.

    La muchacha sonríe junto con el niño y piensa que tiene los ojos grandes de otro, ya no tan niño, que está lejos y no volverá en mucho tiempo. Lleva en su canasta un polluelo de cuervo, sabe que con el tiempo crecerá hasta volverse un ave enorme de plumaje tan negro como sus cabellos, que en su casa los vecinos le mirarán con extrañeza por tener una mascota poco común, pero que le va a querer con todas las ganas que dan el no tener muchas otras cosas que querer, o no tenerlas cerca. Piensa en llegar a casa para escribirle al muchacho de ojos de niño que ha encontrado un polluelo solo en un prado, que le ha recogido y que le cuidará y mimará hasta que pueda volar por si mismo, para después liberarlo con la secreta esperanza de que decida volver en las noches a dormir en una percha junto a su cama, porque no quiere reconocer, pero sabe, que le duele que las personas, o los cuervos, se vayan lejos.

    En viejo del sombrero charla animadamente con el padre, la energía que ya se escapa de sus piernas se ha concentrado en su mirada y su voz. Sabe que el padre apenas comprende algunas de las cosas que el ahora sabe, que le faltan años para hacerlo, que ve a su hijo con ojos de ternura porque el niño apenas tendrá seis o siete años y piensa que siempre estará con el. Se pregunta si el mismo mirará inconscientemente con los mismos ojos al hijo que le espera en su destino, que tiene veinte años más que el que ahora platica bajito con la muchacha triste. ¿Porque los jóvenes ahora están tan tristes? Triste esta la muchacha, triste el obrero que vuelve cansado a casa con sus ropas olorosas a trabajo.

    El obrero mira a la muchacha también, tendrá la misma edad que ella pero la cara cansada de quien ansía una cama, se ha quedado de pié porque así puede mirar de vez en cuando a la muchacha, su cabello negro, sus ojos tristes, que se ríe por lo bajo cuando el niño mete un dedo a la canasta para tocar al polluelo. El quisiera que la muchacha se riera así con el, quisiera tener una muchacha que le esperara cuando el salga cansado de la fábrica y llegue a su casa, hoy tan sola y de paredes tan desnudas, que se ocupara de que hubiera flores en la sala y con quien pudiera platicar de su trabajo, y del de ella, antes de irse a dormir abrazados a sus cansancios y esperanzas.

    El hombre de azul duerme con su sombrero, azul también, colocado sobre la cara, inclinándose peligrosamente hacia el hombro de la mujer, que poco a poco se acerca cada vez más hacia el pasillo. Ella se siente un poco incómoda, pero también comprende el sueño del hombre que probablemente ha trabajado demasiado, y que ya no tiene la edad del joven obrero que le ha cedido el asiento tan amablemente. Espera llegar pronto porque ni sentada le gusta viajar mucho tiempo, y hay que llegar a casa a preparar la cena y recibir a su esposo, que ahora mismo viaja en otro tren desde otra dirección, también cansado, pero seguramente contento de que sea viernes porque mañana podrá dedicarse a las flores del jardín mientras ella lava la ropa y canta, canta porque a el le gusta, el se lo dijo desde que la conoció, y desde entonces ella no canta mas para si misma.

    El hombre de azul tose, todos voltean a verlo preocupados, tal vez sí le molesta el frío del vagón, tal vez está enfermo o enfermándose. La mujer piensa que sería muy mala suerte enfermarse en viernes. El padre espera que no contagie al niño y el niño piensa que el hombre no tiene un papá que le diga que debe ponerse sweater, por eso se enfermó. El viejo a veces quisiera poder dormir así en el tren, a pierna suelta. El obrero cree que debería intentar otra vez abrir una ventana para que no se sienta tanto frío. La muchacha solo puede pensar en el polluelo que será su nuevo amigo.

    Finamente, el hombre de azul despierta con una última tos, se reacomoda y mira a su alrededor, el vagón sigue vacío, es el único pasajero a esta hora de la noche, como todas las noches. Por eso siempre se tapa los ojos con el sombrero y se pierde construyendo sueños.

    viernes, diciembre 10, 2004

    Hoy hace un año

    ...

    jueves, diciembre 09, 2004

    Cuando

    Cuando estó comenzó yo casi pude
    preveer el final pues con un juego de acertijos
    y sin nada que apostar
    no hay manera que los pagos
    no te duelan si se dan

    Yo era solo y tan tranquilo
    ella me invita a viajar
    amigo el fin de ambos
    no tenía por que negarme
    pasó el tiempo, poco tiempo
    ella de vuelta hasta tus brazos
    yo me vuelvo hasta mi hogar

    yo me vuelvo hasta mi hogar

    pero lazos que se crean
    son complejos de olvidar
    y aunque fuera poco tiempo
    eso cuenta como historia personal

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    Otra vez gracias a Edel-itto por prestarme sus palabras, sin pemriso pero asi soy yo de cabrón.

    Neta que no cambio mi vida, ni lo que soy ni lo que quiero ser por nada, el orgullo de decir que esto lo escribió mi amigo y de saber que las chelas y los abrazos me esperan igual en Oaxaca que en Veracruz que en Sonora que en Queretaro que en el DF que en Paris que en Roma. Y que cualquiera me recibe igual aunque no tenga un peso, tan solo porque cuento historias.

    Y es que nosotros los poetas y los que contamos cuentos de esperanza, cada vez que nos enamoramos, nos enamoramos para siempre.

    Que cosa tan chingona es mi vida, ojalá y ustedes supieran lo que es vivirla.

    Porque hay poesía y música, y colores que no tienen nombre, y sentimientos qe no cabe en ningún corazón y se derraman en la calle, y dolores que pegan como rayo y otros que se quedan y alegrías que vienen como olas del pacífico y alegrías tranquilas como lluvia en Xalapa hace veinte años.

    "Amanesco siempre con sed y quiero agua y besos a tiempo"

    A darle señores, Gran anuncio!!!

    Hay nuevas noticias de la princesa de Edel, el cuento se pone maravillosamente complejo, estoy redactandolo, prometo en la tarde poner el final previo de la historia.

    Salú!

    miércoles, diciembre 08, 2004

    Taller (Se le cayó la espiroqueta dela chafaldrana jefe!)

    Al sentarme en una llanta suelta a observar el avance de mis compañeros y fumar un cigarro, pienso en una frase que escuché hace 20 años, “No hay nada más delicioso que sentarse, lleno de grasa y cansancio, a fumar un cigarrillo una vez que terminas de arreglar tu auto”.

    Tal vez te sorprenda saber que me lo dijo mi maestra de canto, pero si tomas en cuenta que los que ahora están batallando frente a mí con un mazo para soltar la ultima pieza de la suspensión de un Jeep 76 son un gerente de recursos humanos y un consultor en sistemas electrónicos la sorpresa se mitiga un poco. Y es que hay mil maneras en las que cada uno ocupa su tiempo libre, algunos se empeñan en echar a perder un paseo por el campo disfrazándolo de juego de golf, otros se entregan al vicio solitario (la lectura compulsiva), y los más se apoltronan frente a un televisor a observar a otras personas haciendo otras cosas.

    Este pequeño grupo que hoy observo, del que formo parte de algún modo, esta subcultura, pertenece a una raza diferente, se entregan en cuerpo y alma a las máquinas, haciéndose amigos de los dueños de talleres y refaccionárias para conocer los secretos del oficio y obtener cuanto beneficio sea posible. En particular son aficionados a los vehículos todoterreno, dobletracción, 4x4 o como quieras llamarle, les gustan los vehículos grandes y potentes que o se detengan ante cualquier bachecito en el camino, aunque sean incómodos y definitivamente, por que no decirlo, feos con sus enormes llantas y multitud de tallones causados por árboles y piedras.

    Pero eso es apenas la punta de iceberg, la mayor parte de la diversión ocurre aquí, en el taller mecánico después de las seis, cuando los trabajadores usuales se han ido y “El Gera” (Dueño del taller y aficionado al mismo tiempo) les da rienda suelta para satisfacer sus deseos. Y estos hombres civilizados que durante el día usan corbata y camisa polo se cubren de grasa y juegan volados a ver quien va por las cervezas mientras se afina una transmisión, o se instala una nueva bomba de agua. Y con las manos sucias y las mentes ágiles resuelven problemas de geometría y resistencia con lápiz sobre un cartón de cerveza.

    En “La Pianola” de Kart Vonegutt Jr, a quien se define muy a su pesar como escritor de ciencia ficción, se nos plantea una sociedad hiperdesarrollada, donde la clase dominante esta formada por ingenieros y administradores. Y los demás son solo obreros sin iniciativa ni merecedores de algún respeto. Sin embargo hay algo que a los Ingenieros y a los Administradores se les ha olvidado, la habilidad de resolver problemas con las manos y la cabeza, de ingeniárselas, de ser un “handyman” como se les llama en inglés, en nuestro mexicanísimo español sería un “talachas” o el que hace una “mexicanada” a la voz de “¡Un alambrito y queda!”. Pues resulta que ese ingenio, esa chapucería, ese factor innegable en nuestra naturaleza es ni más ni menos que lo que nos hace lo que somos, creativos y adaptables, humanos. Como siempre Vonegutt presenta un panorama extremo, y nos hace reír como locos durante trescientas páginas para después sumergirnos de cabeza en un balde de agua fría en la última página, de ser posible en la última línea, y nos dejará pensando por días enteros que lo que nos ha hecho reír es mucho más serio de lo que parece.

    Y de vuelta al taller de “El Gera”, incluso sin haber leído a Vonegutt hay aquí cuatro individuos con educacion universitaria que presumen de poder arreglar un carburador con un alambrito y medio empaque, que saben, sin necesidad de que se lo señalen, que el ser humano vale menos por lo que estudió, que por lo bien que se las puede arreglar con lo que tiene a la mano. Y realmente no hay nada mejor que sentarse, embarrado de grasa y cansancio, a fumar un cigarrillo una vez que se acaba el trabajo.

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    Aquí se ve en acción el principio de "arreglatelas como puedas", despues de arreglar pesado jeep 76 demostramos una vez más, en borrosa y horrorosa fotografía, que todo se arregla con cinta de ductos, de hecho esa línea brillante en el cristal izquierdo de mis ya defuntos lentes también es cinta de ductos y logró que terminaramos la competencia a pesar de que se rompieron.

    lunes, diciembre 06, 2004

    El poeta II

    Hay quien me lee, y lee acerca del poeta, y piensa que el nombrarlo de tal modo es una construcción lúdica para aderezar la narración. Edel es realmente poeta, y su poesía es con mucho superior a lo que mi prosa puede explicar, leanlo por favor en:

  • Edel Juarez en palabra virtual


  • y

  • Edel Juárez en Edel Juárez



  • Que les sea de gran provecho para el alma y el cuerpo por igual.

    viernes, diciembre 03, 2004

    El poeta

    Me comuniqué con el, con respecto a otra de esas dolencias del corazón que frecuentemente nos atacan a los que vivimos como vivimos. Y responde:

    "A veces el destino nos depara aventuras y sorpresas y otras veces las aventuras nos construyen un destino que nos sorprende.

    Sabes bien mi amigo cuentacuentos, que la tristeza es una adicción que tenemos. Que la necedad nos hace robarle inspiración y que la sacudimos de nuestra ropa todas las noches para barrerla al día siguiente. Buenos son los tragos de tristeza a media tarde, como a media noche o a medio día, los puedes beber como el mejor de los vinos, pero también sabes que con la boca llena de tristeza besar a tu mujer puede ser fatal..."

    Despues viene un rollo que es totalmente personal y al final se despide

    "Desde un exilio auto impuesto …
    Edel "

    Entonces, asumimos que montó plateado corcel, o más bien grisaceo corcel de marca Chevrolet y emprendió el camino para enfrentar al dracogro. El camino es largo, mi amigo es valiente y el dracogro es un ojeis, no podría deciros el final aún...

    miércoles, diciembre 01, 2004

    Hoy

    Ví por trigesima vez "High fidelity".

    Repitiendo historias.

    Un día estaba platicando con Jacobo Parra, seguramente echandonos unos alcoholitos, ya sea indio, whiskey Black Post o ron con agua mineral, según lo que tuvieramos de moda en el asombroso estudio Black Box esa semana. Y a lo largo de dicha charla surge el añejo tema en la historia del arte "Todo esta hecho". Y el buen Parra (Que es el señor de la maquinita de imágenes listado allá en el territorio de mis links) dijo con sabiduria totalmente ad hoc a su corte de pelo de popstar (No es haircut rule, realmente tiene un corte de popstar):

    -Todas las historias han sido contadas, eso no es pretexto para contar una historia, lo importante es como la cuentes.-

    Lo cual me llenó de ganas de seguir contando cualquier historia, con tal de contarla diferente, así es que "porcentajes" que es un textito cortitito que a muchos les gusta y a muchos no (No le puedes dar gusto a todos) tiene el mismo principio de un cuento de Murakami "Upon finding the 100% perfect girl" (Si, como el diseñador de Luis Vuitton, pero este es escritor) que es una maravilla que seguramente a todo el mundo le gusta, claro que el lleva treinta años más contando historias. Y en un principio "Gis" tenía un parrafo donde el personaje se volvía una copia fotostática de el protagonista de "The wind up bird chronicles" del mismo Murakami (Hey, a veces me obsesiono con un solo autor), del mismo modo en "Eso me pasa por leer tanto Salgari" mi alter ego viajero y callejoso tiene un combate físico con un anarcopunketo en la calle, que tiene toques de el capitan Alatriste de Pérez Reverte batiendose en combate por las calles del Madrid del XVIII, solo que ahora sería en Puebla del siglo XXI. La liste de plagios en los que he incurrido es enorme, se extiende en el pasado hasta "El embotellador de almas" de Heraclio Zepeda que apareció en un número de TierraAdentro y se volvió una de las historias que yo contaba (Oralmente) con mucho éxito, al punto de que hace poco más de nueve años alguien dijo "Deberías dedicarte a contar historias". Esa historia, mi primer hit, ya había sido contada.

    Este concepto se sale del papel, cuando ves tu vida en retrospectiva y luego ves que viene algo en el futuro dices "Esta historia ya la conosco". Es casi imposible hacer algo que sea totalmente nuevo, incluso dentro de los limitadísimos bordes de la vida propia. Lo que vale la pena (Inmensamente) es ver como contarla de manera que valga la pena esta vez.

    Una vez más un post que no recibirá comments. Eso me pasa por escribir para mi, humildemente debo admitir que soy mi mejor y más fiel admirador, porque me gusta como puedo contar las mismas historias y hacerlas nuevas.